Seguro que has leído muchas veces que el botijo es un objeto que hemos inventado los españoles, que fue diseñado por los íberos o que es uno de los máximos exponente de nuestra ingeniería. La verdad es que todas estas afirmaciones son bastante gratuitas, teniendo en cuenta que civilizaciones como la micénica convivían con el botijo hace tres mil o cuatro mil años. Sí es cierto que desde hace unos trescientos años, los botijos son iconos de lo hispano.
El botijo fue inventado por las gentes que más tempranamente desarrollaron las técnicas del cocido del barro. Hablamos de Oriente Próximo y zonas mediterráneas orientales. Esto sucedió hace unos 5500 años y desde ahí este conocimiento se extendió al resto de las zonas de forma paulatina.
Decir quién inventó el botijo o dónde es imposible
Hace miles de años, las gentes que vivían en la franja cercana al mediterraneo, desde las lejanas riveras del Tigris y del Eúfrates hasta nuestra Iberia le daban al botijo en sus diversas variantes a base de bien. Así, en lo que es actualmente Murcia, en el yacimiento de Puntarrón Chico, se han hallado restos de botijos que fueron construidos sobre el S. V antes de Cristo.
Es decir, tenemos una enorme franja de terreno en la que sus gentes, ya en la más remota antigüedad, disponían de botijas o botijos de uso diário.
El clima seco y árido propició la invención del botijo
En el neolítico las gentes conocían bien el método de la cocción del barro con el fin de crear vasijas y recipientes en las que cocinar, almacenar y guardar los alimentos. No es extraño que en un lugar en donde la sequedad del ambiente y las elevadas temperaturas muchas personas fueran capaces de observar que cuando un recipiente de barro cocido almacenaba alimentos húmedos o líquidos, de alguna manera y debido a algún mecanismo que por aquel entonces no era fácilmente explicable, estos líquidos y alimentos se preservaban de una manera bastante fresca.
Este interesante hecho, proporcionado por la cerámica de barro, sin duda no pasó desapercibido por aquellas ávidas mentes de nuestros antepasados, necesitados de un fresco chorrito de agua fresca durante el largo estío mediterráneo. Así que reprodujeron el mágico efecto botijo una y otra vez en todos y cada uno de los recipientes destinados a refrescar y preservar su contenido.
Conclusión sobre quién inventó el botijo
No se puede asegurar que hubiera un lugar en concreto en donde se inventó el botijo. Sí podemos decir que en los tiempos más remotos en Mesopotamia, en las tierras del mar Egeo, en el norte de África, en el Próximo Oriente y por supuesto, en la Península Ibérica el botijo era usado y que este uso tuvo continuidad durante siglos y siglos.
¿Pero el botijo es o no es un invento español? No se puede afirmar que lo sea. Lo único cierto es que en todo el mundo nos identifican con él.