BOTIJO , la mejor vasija para refrescar el agua




El botijo es una vasija de arcilla porosa para conservar el agua fresca y que en ciertas circunstancias la refresca.

Aunque nació en algún lugar de Mesopotamia y no en la Península, como se escribe en cada web sobre botijos, es cierto que viene siendo un icono de lo español desde hace siglos. ¡Qué guiri no tiene metido en su subconsciente a un sudado bandolero español dándole al botijo en mitad de la solana!.

Quería hacerte llegar mi admiración por un artefacto que nos identifica más allá de nuestras fronteras y que, sin embargo, anda algo de capa caída ante la batalla que ha librado (y perdido) con los dispensadores de agua modernos.

Para tal fin se me ha ocurrido recopilar en VENTADEBOTIJO.COM toda la información posible sobre este objeto perteneciente a la alfarería del agua y ayudarte en tu decisión de comprar alguno de ellos desde aquí mismo a través de un programa afiliado con Amazón.

Definición

El botijo es un recipiente hecho de barro cocido que servía para refrescar el agua y que hoy en día es más bien usado como un ornamento decorativo.

Los botijos tienen una larga historia a sus espaldas. Ya en la antigua Mesopotamia se podían encontrar cosas parecidas a los botijos. Lo más importante es que a pesar de haber pasado miles de años, de alguna manera el búcaro (como también así se le llama) sigue con nosotros.

Partes

La botija (que es otro de sus nombres) tiene un aspecto más o menos sencillo, con un cuerpo redondeado (y de ahí que sea a veces usado de forma despectiva para compararlo con alguien obeso) un asa y dos orificios. Cuatro partes lo forman:

  • El pitorro grande

este es el lugar diseñado para verter el agua dentro.

  • El pitorro pequeño

cuando tenemos el agua fresca porque el búcaro ha hecho su trabajo, es hora de aplacar nuestra sed. Debemos beber por este segundo pitorro, claramente menor que el anterior.

  • El vientre

el vientre o la panza de la botija es su volumen interno, el lugar en el que se realiza el grueso del proceso de enfriamiento y almacenamiento del agua. Si hay agua en su interior vamos a ver que el botijo suda por su vientre, es decir, está húmedo.

  • El asa

es el lugar por donde este cántaro nos permite transportarlo de forma cómoda.

 

Clasificación

 

Los botijos pueden agruparse de dos formas:

 

Según su utilidad

 

Nuestros objetos de cerámica favoritos son usados para dos fines diferentes:

  • para almacenar agua

esta era la misión importante que debían cumplir los botijos de barro hasta hace poco, la de almacenar, y mantener de forma fresca el agua.

  • para adornar

si bien los botijos y otros utensilios de barro cocido han sido usados con finalidad ornamentística, tras la aparición de los refrigeradores eléctricos, los botijos han pasado a reciclarse muchas veces en embellecedores de lugares gracias a su atractiva silueta.

 

Según su aspecto

 

  • Botijo sencillo

hablamos de botijos sencillos para referirnos a aquellos búcaros de aspecto clásico, de cuerpo panzudo, dos pitorros y asa.

  • Botijo sofisticado

Estos son de una tipología nada convencional, con formas y diseños innovadores y atrevidos, tanto que a veces es difícil saber si estamos ante nuestro querido surtidor de agua. Las siguientes imágenes son esclarecedoras.

Botijos sofisticados

Botijos sofisticados normalmente estos botijos suelen ser para decoración, además muchas veces están hechos de materiales alternativos al barro cocido y sus formas suelen ser de lo más peculiares.

 

De qué depende la calidad de un botijo

 

Cuando hablamos de botijos para refrescar el agua y beber de ellos tenemos que tener en cuenta que no todos ellos van a ofrecernos el mismo tipo de servicio. La materia prima de su fabricación, la arcilla, puede ser muy diferente, dependiendo del lugar.

Arcillas o barros de partículas de gran diámetro van a acelerar la evaporación y el enfriamiento del futuro botijo, pero a la vez puede que el tiempo de curación del botijo sea superior en caso de tener arcillas más finas.

El color también vendrá marcado por el tipo de barro de cada lugar.

Dependiendo de la zona de fabricación, el botijo tendrá un color y propiedades algo diferentes ya que ello depende del tipo de arcilla de cada lugar.

 

Botijo de barro. Ideal para el agua

 

En el mundo hay siempre el utensilio o el artefacto más adecuado para cada acción. Para cortar un papel lo mejor son unas tijeras y si necesitas hacer un viaje largo lo más indicado es un avión. Puedes cortar un papel con la mano doblándolo antes incluso puedes ir a pie cuando necesitas hacer un viaje largo. Lo mismo podemos decir de beber agua: puedes usar un botijo de barro, que es lo ideal, es para lo que está hecho y pensado. Puedes, en su lugar, usar una botella de plástico, pero te perderás un montón de las virtudes que solo nuestro recipiente de alfarería va a ofrecerte.

 

El botijo y el cántaro. Transporte del agua

 

El botijo y el cántaro son tal vez las máximas expresiones de la cerámica tradicional. De siempre han sido usados en el ambiente rural, construidos por sus propios consumidores, gentes que estaban en contacto a diario con el material térreo y también con animales.

La falta de canalizaciones se compensaba con el uso de cántaros, botijos, cantimploras, botijas, cantarillas… todo un arsenal de recientes para transportar el agua a los lugares de uso.

Hoy en día esto ya no es así, claro y existe la transformación de los búcaros en artículos decorativos y de ornamento.

A pesar de todo persiste la utilización del botijo con finalidades legítimas.

La llevada y traída del agua en cántaros y botijos se hacía con el cántaro en la cintura y agarrado con el brazo y con la otra mano el botijo.

Las mujeres solían ser las encargadas de estas cosas. En el País Vasco se las podía ver por tanto el agua sobre la cabeza en donde colocaban una herrada de madera o latón para soportar el peso sin dolor, mientras que el Cataluña se ponían un doll. Los niños ayudaban también.

En otros lugares se usaban burros para acarrear el líquido en todo tipo de alfarería del agua.

Tales objetos de barro no llevaban firma alguna del alfarero que los construía, pudiéndo ser identificado el autor por los rasgos de la pieza.

El torno era empleado en la fabricación de botijas y cántaros aunque el moldeado se hacía de forma manual. En Andalucía e botijo era hecho de golpe, en una sola pieza aunque en otras regiones se procedía de otros modos, por ejemplo, diseñando primero la colilla (la parte de arriba) y luego el tiesto (la panza del botijo) o incluso, dividiendo la tarea en tres pasos.

Solía echarse ceniza entre el rodillo y la arcilla para que tras el moldeado no se quedase pegado el barro al rodillo, Esto era la llamada técnica del urdido.

Por supuesto que existían moldes para realizar vasijas de todo tipo, las cuales eran cocidas en un solo paso.

Hoy en día ha tomado mucha relevancia la decoración, con numerosas técnicas, desde la decoración sin vidriar usando sólo pintura hasta la polícroma sobre superficie vidriada.

 

Botijo de invierno y de verano

 

En el norte de España, en donde las necesidades de almacenar el agua no son muy grandes y tampoco enfriarla, los botijos era común hacerlos no transpirables, vidriándolos, convirtiéndose así en completamente estancos a las fugas de líquido.

Sin embargo, en el sur la situación cambia. El vidriado no se da y hay mucha variación de colores, encontrándose botijos negros, blancos y rojos. El negro es debido a un proceso de ahumado a la hora de la coción y es hecha desde muy antaño. El tono claro

se consigue usando sal en la mezcla de barro. Los botijos rojos son botijos cuyas paredes han sido rascadas con una piedra adecuada.

 

Término botijo y otras variantes

 

«Botijo» es un término cuyo origen está en el latín, en concreto en el letín tardío en donde existe e término «butticula». De este nombre nacen otras acepciones parecidas como son «boteja» o «botija», que son dos formas femenidas derivadas del masculino. Más términos íntimamente relacionados y usados en diferentes regiones son los de botijua, burutia, boteja, botejo o botejón.

Es muy curioso que en algunas zonas hispanas se entienda el barril como vaso de barro que poseen los segadores y campesinos con el fin de poder beber agua. Barrila y botija en Santander son sinónimos. El prefijo barri- hace referencia a barro y teniendo esto en mente se hace natural para los que pensamos que un barril es un recipiente de madera.

El rallo es lo que en algunas zonas nombran para designar a un botijo que presenta una boca grande y con agujeros diversos, en forma de rallador.

Por alcarraza, término aragonés, se entiende a cierta especie de botijo.

Otros términos son los usados en Sevilla o en huelva, como pinche, pichilí, pitxell o pichella.

Chorrillo, churrú, potaxa, buritia son denominaciones de diversa alfarería del agua que puede tener significados próximos al botijo.

 

Botijo de rosca

 

Existen botijos que por su geometría poseen nombres especiales. El de rosca, también llamado de rueda o de timón, es uno de estos modelos especiales. La forma es circular, como su nombre indica y se mantiene en pié gracias a un pie como base. Posee todos los elementos que hacen de él una botija como son el pitorro grande y el pequeño.

Suele aparecer en los trabajos de los alfareros de toda España y se pueden ver en obras pictóricas de siglos pasados.

 

Descripción

 

En lo más básico es semejante a una rueda. La geometría puede complicarse bastante con más ruedas oriententadas tanto de forma vertical como horizontal.

Más que un uso de refrescar agua tiene una aplicación ornamental. Figuras como gallos, vacas o cabras pueden ser parte de la estructura de esta vasija de agua.

Hay un lugar en donde sienten predilección por tal tipo de botijos. Hablamos de Orense, aunque hay fabricación alfarera de estos «botixos de roda» en Asturias, en Alicante, Lérida, Córdoba, Tarragona e incluso Toledo.

 

De qué está hecho un botijo





La materia prima de un botijo es la arcilla, esto es, sustancias térreas naturales. Los silicatos son los elementos que en mayor medida forman parte de la composición de las arcillas, las cuales poseen la buena cualidad de la plasticidad por la cual son tan usadas desde hace miles de años.

Con más detalle, podemos decir que las arcillas tienen su origen en viejas piedras ígneas que con el paso del tiempo y diversos agentes químicos, como el anhídrido carbónico, han sido fuertemente alteradas.

La erosión y el desgaste ha hecho que partículas que las formaban fueran depositándose en otros lugares y sufrir por ello procesos sedimentarios.

Esto es la arcilla básicamente, la materia base de todo botijo que se precie. Vamos a ver todo esto con más detalle.

 

Tipos de arcilla con los que se hacen los botijos

 

Los materiales de las arcillas pueden ser muy variados lo cual viene determinado por el tipo del suelo de cada zona, aunque como hemos dicho, compuestos de silicio y de aluminio son los más comunes porque la corteza terrestre contiene mucho aluminio y silicio.

El agua hace que el silicato de aluminio potásico, llamado también feldespato, derive en caolinita y que pertenece ya al grupo de la arcilla.

Podemos hacer la siguiente clasificación de arcillas en la Península Ibérica:

  • arcillas graníticas

Típicas del noroeste. Tras la cocción su aspecto es blanquecino. Pueden verse pequeños cristales de mica brillar. No son buenas para barnizar.

  • ocreas

Presentes en el norte de Portugal y también en el este de España. Suelen estar próximas a lugares de costa. Su aspecto es amarillento y destacan por su moldeabilidad.

  • calcáreas

Están en el sur de la Península, Castilla la Mancha e Islas Baleares. El porcentaje de silicatos de calcio es muy elevado.

  • arcillas gredas

Típicas de Castilla, País Vasco y Aragón. La blancura es muy elevada porque están libres de hierro. Muy buenas para la fabricación de botijos, cántaros y jarras.

  • Ferruginosas

Se hallan en León, zonas de Extremadura y Portugal. Tonos muy oscuros y alto contenido en óxidos de hierro. El tacto de esta arcillas es muy suave, al igual que las creaciones con esta materia prima.

  • volcánicas

Las encontramos en las Islas Canarias. El baño de calor ha de hacerse con cuidado ya que son muy sensibles a altas temperaturas. No se pueden barnizar.

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